viernes, 17 de abril de 2020

Coffin-amiento


Las paredes se cierran a nuestro alrededor, día tras día, hora tras hora.

Yo ya he perdido la percepción del tiempo y los días parecen noches y las noches no parecen días.

Primero deambulamos sin rumbo en este espacio confinado. Una, dos, tres vueltas sobre nuestro propio eje para tener la ilusión de libertad. Nos turnabamos al umbral de la ventana anhelando libertad y buscando incansablemente el recuerdo de un vuelo de guacamaya.

Yo ya he perdido la noción de espacio. Veo todo alejado pero solo encuentro tropezarme.

Buscamos de levantarnos pero las fuerzas nos han dejado, el consuelo de la rutina se ha convertido en una cadena fría e hiriente, y la pesadez de este encierro comprime nuestra alma.

Yo ya me he perdido y me ha abandonado la luz. No logro ver más allá de la penumbras, oler más allá de lo austero u oír fuera del pulsante fluir de mi sangre.

Ahora solo quedó yo y no hay salida, la oscuridad comprime mi pecho y solo puedo contar las exhalaciones hasta que finalmente ya no esté en este entierro.